domingo, diciembre 10, 2006

Un día como cualquiera.




Unos dicen:

Nos libero del comunismo, mejoro al país, lo salvo, es el hijo ilustre de Chile, perdimos a un gran estadista, a Dios nomás tenía que pedirle perdón mi general, etc.

Otros dicen:

Por fin llego la reconciliación, menos mal que su murió ese conchetumadre, ni Dios lo va a perdonar, se murió el asesino, por fin podemos descansar en paz, etc.

Ante tantas frases y exclamaciones de ambos lados, no me queda más que mirar y darme cuenta de que seguimos igual de polarizados que antes, unos llorando en Vitacura y Providencia y otros bailando con batucadas en Plaza Italia.

Es malo lo que está pasando?????
La verdad es que creo que no, es más, me da la sensación que es una explosión de alegria y rabia contenida, demasiado contenida.

En forma personal no me puedo "alegrar", porque se haya muerto alguien, de hecho, no es algo que haya estado deseando, a veces me daba la sensación de que si Pinochet se moría iba a ser más una carga que algo "bueno". Cuando hablo de carga me refiero a precisamente lo que está pasando ahora, viejas rubias emputecidas y llorosas afuera del hospital llorando la muerte de alguien, versus caravanas de gente con poleras rojas y banderas del Che bailando y destapando champagne en Plaza Italia porque "por fin se murió" .

La sensación que tengo ahora es que al final no se pudo juzgar a la persona que más sabía acerca de los chilenos que murieron durante la dictadura y que sabía que cresta paso con las platas que estaban a su nombre, y que en realidad no existirá un consuelo real para todos esos parientes que ahora están celebrando. Sólo les queda "celebrar" la muerte, pero no el saber que paso realmente.

Por último sólo me quedo con el hecho de que hay que seguir adelante y terminar de juzgar lo que quede y mirar sin odiosidades como algunos políticos lo hacen, al punto de decir que Pinochet también se merecía un duelo nacional, olvidandose de unas cuantas cosas importantes, como un tal banco Riggs.